La mujer de la rosa blanca
Bienvenidos, soy el narrador de esta historia, y realmente me llamo Narrador. Hace rato ya que decidí sacarme esa espina desde el principio. Mi madre fue una de las primeras consumidoras de crack en el país, y digamos que eso me marcó ¿no es así? Estaba tan destinado a convertirme en narrador como alguien llamado Telechea a ser estrella porno. No me miren así. No importa, eso no me detuvo y, en cuanto lo acepté, nunca miré para atrás. Pagan bien en esto. Tanto que mucha gente pierde los modales y deja de presentarse. Dicen que es más "profesional" así. Bueno, déjenme decirles... yo sé que lo que tengo que hacer es narrar y, mientras no me pase con las presentaciones, los modales básicos serán cumplidos ¿de acuerdo? De cualquier manera, me imagino que quieren saber algo de mí ¿verdad? Yo narré Los Miserables en su tiempo. Una obra maestra y unas de las mayores novelas decimonónicas. Me imagino también que tienen algunas dudas al respecto ¿verdad? oui sé francés, merci por preguntar; y se puede decir que sé muchas cosas, todo de hecho, en lo que se refiere a las historias que me proponen. Un dato interesante es que los que somos bendecidos con la posibilidad de darle de comer a nuestros hijos con esta profesión recibimos lo que podríamos llamar "guiones" en nuestros hogares, lo que nos proporciona la fortuna de elegir en qué proyecto nos queremos embarcar en el futuro cercano. Eso es lo que pasaba con los buenos narradores, al menos. Los malos terminan haciendo pequeñas changas menores en alguna bagatela estilo Rashomon. Nadie quiere eso. Querés que te crean, querés ser creíble y, para eso, tenés que ser honesto. Eso me recuerda: Henry James, sos un maldito bastardo. Francamente, no hay tanto trabajo como solía haberlo. Dejame decirte, podés terminar contando la historia de una tipa con una flor tan rápido que ni te das cuenta. Y eso es porque se está creando nuevamente una moda durante los últimos cien, ciento cincuenta años, de gente hablando (no les puedo dar mi título, me rehúso a darles mi título) como si supieran algo; gente que pide que les den nombres estúpidos como Ishmael o que trata sobre una estúpida magdalena ¿quién quiere eso? O de muertos, encarcelados, locos; por Dios mío de mi Dios, tantos locos con tanta preponderancia que es vomitiva, repugnante y, francamente, de mal gusto. Más porque nos quitan el empleo a todos los que estudiamos para esto, que nos instruimos en este arte. Yo fui a Cornell, no soy un improvisado: Diecinueve capítulos sobre Waterloo no se narran solos. Por el amor de los cielos, yo era un Dios ¿ok? Les podría dar lecciones del sistema de alcantarillado de Paris hasta que sus ojos se salieran de los cuencos. Y ahora qué, ¿eh? ¿vamos a juntar recortes de diarios, llamar a eso un capítulo? O, mejor aún, peguemos link tras link de Wikipedia: boom, un libro. Buena suerte publicando sus PDF, idiotas.
La mujer tenía una rosa blanca y después se murió. Váyanse a la mierda.
"La mujer de la rosa blanca" fue seleccionado por Editorial Rubin para formar parte de la antología 39 cuentos del mundo. Además, tiene una versión en inglés publicada por samfiftyfour, issue 1: September 2020.